Se acerca el fin de año y muchas personas en el mundo empiezan la cuenta regresiva para preparar los agüeros más ocurrentes, con el fin de «atraer» cosas buenas para el nuevo año.
Muchos para quienes es ridículo tener un rosario, leer la Biblia, o vivir una fe, cuando llega diciembre ceden ante cualquier oferta barata que les haga creer que tienen la fórmula mágica para vencer sus problemas. Paradójicamentre, rechazan la fe por considerarla irracional pero aceptan sin más cualquier idea supersticiosa.
¿Qué es lo que busca la gente?
La gente está buscando bienestar, placer y felicidad. Es un deseo innato del hombre querer estar bien, querer vivir bien, pero hay un peligro cuando el deseo busca desconectarme de la realidad, busca colocarme como el centro y por ende busca caminos sin Dios, que terminan conduciendo a resultados desalentadores.
Pero el verdadero peligro es el facilismo, la fórmula mágica, lo que menos me cueste, para alcanzar las metas. A la gente le gusta el camino fácil, y por ello son capaces de creer en cualquier cosa. Bien nos advertía San Pablo:
No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo. Cristo, Cabeza, Salvador y Mediador (Col 2, 8)
Para el 31 de diciembre muchos serán los agüeros. No es mi objetivo hacerles publicidad, pero sí es importante saber que en nada de ellos hay un sentido que asegure prosperidad. Mucha gente pueda que los vea inofensivos, y no digo que sean dañinos en sí, simplemente no producen nada, simplemente no hacen que ocurra nada, porque el único que puede tomar nuestra vida es Dios. Pero es ahí donde está la incongruencia. Por un lado se puede estar pidiendo a Dios y supuéstamente confiando en él, y por otro lado haciendo este tipo de agüeros sin sentido,
Ropa interior amarilla Comer 12 uvas Llevar una maleta vacía Pelar 3 papas en distinta forma
por la calle y colocar debajo de la cama
Estas son de las más conocidas, pero ¿realmente podremos creer que esto asegure un año exitoso? ¿Dónde queda el actuar de cada uno, ¿Dónde queda la voluntad de tomar decisiones? Vivimos tan pendientes del mañana que descuidamos el hoy, pero la Biblia nos enseña:
«No te gloríes del día de mañana, porque no sabes lo que depara cada día». (Prov 27, 1)
Pero más preocupante aun es ver a supuestos cristianos paganizándose con estas costumbres, y hacerlo con tal convicción de que realmente ocurrirá algo, que eso no se les ve cuando le oran a Dios. Y debemos reflexionar como creyentes del Señor, de qué ganamos con poner nuestra confianza en estas cosas.
¿Cómo entonces recibir el nuevo año?
Un cristiano debe recibir el año nuevo como debe recibir cada día: en gracia de Dios. Por ello, lo importante es estar confesado, empezar el año asistiendo a la Sagrada Eucaristía, por ser día de precepto de la Solemnidad de María Madre de Dios. La Noche del 31 de diciembre hay que orar en familia, evitar los excesos y los malos comportamientos. Claro que es sano estar con la familia, divertirse sanamente, escuchar música sana, pero no dejes el destino de tu próximo año al color de una ropa interior o a salir con una maleta, y así recibir el nuevo año.
El llamado es si se quiere, a compartir en familia y que cada uno le coloque sus proyectos al Señor:
Encomienda tus obras al Señor, y se realizarán tus proyectos. (Prov 16, 3)
Cuando muchos «católicos» leen lo anterior, ya no les agrada. Es que es más fácil ponerse ropa interior amarilla que estar confesado. Es que es más llamativo correr con la maleta vacía que estar orando la noche del 31 de diciembre. Por ello debemos insistir en esto. No podemos ser cristianos paganizados como nos exhorta el Papa, sino que realmente debemos ser fermento en esta sociedad consumista.
¿Y mi parte?
Cada día salen nuevos agüeros, algunos más ridículos que otros, pero todos quedan sin efectos porque en ellos no hay nada. Si quieres un cambio en tu vida financiera, no será colocando una moneda en un plato blanco o que el año nuevo te llegue con dinero en la mano y solo parado en el pie derecho. Si no hay un cambio de actitud, sino se piensa en ahorrar, en ser austeros, será imposible que veas un cambio.
Podrás pedir en las 12 uvas que tu salud mejore, pero si no te cuidas, no comes saludable, no evitas los excesos, seguirás enfermo. Nosotros debemos tomar conciencia, que no es por agüeros o incluso solo orando sin actuar, que las cosas cambiarán por sí solas.
Si sigues haciendo las mismas cosas, seguirás obteniendo los mismos resultados. Sólo colocando nuestra vida en Cristo, y siendo dóciles a la gracia, obrando conforme a ella podremos ver cambios en nuestra vida. Y sobre todo recordemos que la única cosa que va a ocurrir es que cambia la fecha en el calendario, sólo eso, sólo un segundero que giró a un nuevo dígito. Vive conforme a Dios y verás que eso sí trae bendiciones.