De manera muy frecuente escuchamos a ateos diciendo que Ciencia y Religión son conceptos opuestos, que no se puede tener fe en Dios y ser científico, con lo cual, nos encasillan, a quienes tenemos fe, como una horda de incultos ignorantes, y nos ven como un grupo de hombres estancados en la evolución intelectual.
Los argumentos ateos son muchísimos, y por tanto en este artículo tratare de responder a tres vertientes de debate:
· La existencia de Dios y el Origen del Universo
· Iglesia Vs Ciencia: El caso Galileo Galilei
En palabras de Richard Dawkins, zoólogo y activista ateo
«Como científico, soy hostil hacia la religión fundamentalista porque ella activamente corrompe el trabajo científico. Nos enseña a no cambiar de opinión; y a no desear saber cosas excitantes que están disponibles para que las sepamos. Subvierte a la ciencia y debilita al intelecto.»
Definamos primero quienes son los ateos:
ateo, a.
(Del lat. athĕus, y este del gr. ἄθεος).
1. adj. Que niega la existencia de Dios. Apl. a pers., u. t. c. s.
Con lo cual, un verdadero ateo no tendría porque perder su tiempo persiguiendo y atacando a algo no existente, yo no creo en la existencia de hombres lobo, y francamente no ando buscando a quienes creen los hombres lobos habitan en nuestro mundo, para demostrarles están en el error. Considero que los ataques que vemos por parte de algunos llamados ateos, son más bien anti teístas (odian a Dios), con lo cual, sin quererlo dan importancia a quien según ellos no existe. Su característica básica es el odio, utilizan blasfemias como una manera de mostrar orgullosamente su ateísmo, también usan caricaturas ofensivas de lo más sagrado para nosotros. Desgraciadamente con ellos solo nos queda la oración, Dios es el único que puede convertir a alguien y ellos al rechazar la gracia, no obran en ellos las virtudes teologales. Su reacción ante nuestra fe es usualmente violenta, conozco muy bien a supuestos “buenos hombres” que son ateos, que con el simple hecho de hablar de Dios les cambia la expresión de su cara, y su violencia al hablar es evidente, es triste realmente ver eso en amigos o familiares cercanos. Uno muy querido por mi me dijo cuando yo tenía 13 años: “Cuando crezcas y estudies mas, te darás cuenta que Dios no existe”, hoy gracias a Dios, ese hombre ya habla de Él, e incluso fue al Vaticano y se emociono al ver al hoy beato Juan Pablo II.
El articulo va dirigido más bien para dialogar con aquellos que dudan y que están abiertos al dialogo, y no intenta ser un estudio lleno de tecnicismos, sino más bien una guía para establecer platicas con los ateos.
Ciencia
El concepto de ciencia que uso es como el que usó Santo Tomas: El conocimiento de las cosas a partir de sus causas. La inteligencia del hombre es limitada, y dentro de esas limitantes nos explican y demuestran la grandeza de Dios.
Para la Iglesia Católica no existe motivo alguno para un conflicto entre fe y ciencia, existen muchos científicos que se han empeñado en señalar la imposibilidad de entablar un diálogo sano entre ambas. Un estudio publicado en Estados Unidos mostraría que el problema no sería por causa de la fe ni de la ciencia, sino más bien de algunos científicos, quienes en su mayoría rechazan el dato revelado y se declaran ateos, con sus consecuentes prejuicios y vicios metodológicos.
La Fe no es contraria a la razón. Creer no significa abdicar de la razón. Tampoco la Fe puede ser contraria a la Ciencia, pues lo verdadero no puede contradecir a lo verdadero. La verdad tiene una misma fuente que es Dios y Dios no puede contradecirse. Las realidades no-sagradas y las realidades sagradas provienen de la misma fuente que es Dios.
San Agustín nos indica cómo debe ser la relación entre la Fe y la razón, para qué y cómo utilizar nuestra inteligencia: “Creo para comprender y comprendo para creer mejor”.
Del catecismo de la Iglesia:
158 «La fe trata de comprender» (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153, 225A) es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre «los ojos del corazón» (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, «para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones» (DV 5). Así, según el adagio de san Agustín (Sermo 43,7,9: PL 38, 258), «creo para comprender y comprendo para creer mejor».
159 Fe y ciencia. «A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano I: DS 3017). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son» (GS 36,2).
La existencia de Dios y el Origen del Universo
Bueno el argumentar desde nuestro propio testimonio, o desde el de otros, o desde lo que sabemos por la Iglesia es inútil, ya que es un argumento circular, y no podemos movernos ni lograr alguien no creyente nos crea. Para probar la existencia de Dios me voy por el principio de causalidad.
El principio de causalidad. Este principio dice que todo lo que empieza a existir, debe tener una causa proporcionada. La razón es obvia Pues nadie da lo que no tiene. Una cosa que no tiene existencia no puede dársela a sí misma. Debe existir otra que le da la existencia. Así al percibir el humo estamos seguros de la existencia del fuego. Al ver un reloj sabemos que existe un relojero que lo hizo. Luego, por medio del principio de causalidad, podemos inferir con toda seguridad la existencia de una cosa desconocida por ser la causa de otra ya conocida.
· El origen del universo. Si todo tiene una causa, entonces al preguntarnos sobre cuál fue la causa primera o como fue la creación del universo, los científicos se vuelcan en teorías que hablan de “singularidades” o sea de algo no normal, pero que sucedió por alguna rara y extraña razón, hablan de energía comprimida y de cómo por medio de probabilidades muy bajas se colisionan partículas formando materia solida, de ahí los planetas y forman lo que hoy vemos, con la inexplicable perfección y con el balance que vemos en el universo. Francamente las probabilidades de que la energía y materia comprimida (que siempre existió), formara el sistema solar con un planeta capaz de tener atmosfera, y agua, y de ahí formar todo lo que vemos hoy (incluyéndonos) es simplemente increíble, los ateos usualmente caen en lo que nos critican: “Algún día la ciencia explicara cómo fue” Señores, esa es fe! No como la que hay en casa.
Cada vez que algún ateo me menciona la teoría del big bang, no puedo evitar sonreír pícaramente, ya que como diría Ripley: Aunque ud. No lo crea esa teoría cabe perfectamente en la Iglesia católica, si así es, de hecho la diferencia entre un científico ateo y los católicos es que nosotros si sabemos quién inicia el Big Bang.
Esta teoría del big bang dice en palabras simples: Como lo prueba el desplazamiento del espectro de las galaxias hacia el rojo, el universo está en expansión; algo así como- las oleadas concéntricas de unos fuegos artificiales. Para que las galaxias se desplacen es preciso que hayan tenido un punto de partida. Se supone, pues, que al principio toda la masa del universo estaba condensada en un núcleo imperceptible; mucho más pequeño que una cabeza de alfiler, en el que reinaba un calor espantoso. En un momento dado, acaso hace diez o quince mil millones de años, se produjo algo que no fue propiamente hablando una explosión, sino más bien una brusca dilatación, acompañada por una enorme liberación de energía en el vacío. Esta energía se fue transformando en materia en el transcurso de la dilatación del punto físico inicial hasta formar, en virtud de una serie de metamorfosis (la palabra es impropia, pero cualquiera otra también lo sería) el universo en expansión continua, cuya inmensidad desafía el alcance-de nuestros telescopios.
La teoría del Big Bang tiene retos para los científicos, ya que no pueden explicar, por ejemplo: Ese vacío que existía antes de la dilatación, para nosotros con leer el Génesis lo entendemos:
Gen 1,1.En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2.La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Clarísimo, ¿No?
«El cosmos no puede haber existido desde la eternidad».
Es dogma de fe que el cosmos no es eterno, sino que ha sido creado por Dios en el principio del tiempo.
Dice San Pablo que Dios es «el Creador de todas las cosas. Él existe antes que todas las cosas».
Con más de 100 mil millones de galaxias, con más o menos el mismo número de estrellas por galaxia, todas ardiendo en el universo, nos ponemos a pensar: Si el Helio (elemento de la tabla periódica) es un combustible usado por esas estrellas, y es un elemento básico, esto es, que no se puede crear o generar, ¿Cómo es posible que hayan iniciado su combustión? ¿De dónde nace el helio? Hoy sabemos que ninguna estrella puede brillar un tiempo infinito. Se le acabaría el combustible. Un universo eterno es incompatible con la existencia de procesos físicos irreversibles
· Origen de la Vida. Muchos científicos han superado ya la teoría de evolución Darwiniana, es mas la consideran llena de falencias, la teoría sirve para explicar cambios en una especie, por ejemplo si nos llevamos un perro al ártico, si sobrevive el y su descendencia, seguramente después de muchos años veremos a los perros con mucho pelo para protegerse del frio, pero la especie seguirá siendo perro, no se convertirá en otra. Por otro lado, no se han encontrado restos de medias especies, por ejemplo, sabemos hoy por hoy que el murciélago posee un radar que usa para su navegación, no se han encontrado fósiles de animales que van en camino a ser murciélagos y que posean un radar en evolución, algo interesante es también analizar que realmente no se encuentran fósiles de medias especies.
Por otro lado, otras preguntas sin responder son: Si ahora que los científicos terminaron el estudio del genoma humano, y se sabe que los chimpancés y nosotros compartimos el 99% del ADN, ¿Porque no son tan inteligentes como nosotros?
Si el agua se evapora con calor extremo, ¿Cómo llego a nuestro planeta?, o si se formo por algún proceso físico químico, ¿Cómo supero los calores extremos que sabemos se dieron en la tierra? Hay teorías sobre que los cometas al tener agua en su cuerpo, podrían haber sido los que trajeron ese vital líquido a nuestro planeta, pero las incógnitas siguen ¿Cuántos cometas fueron necesarios para ello? Y ¿Como soporto el agua los procesos de enfriamiento de la tierra de ser magma a roca fría?
¿Cómo llegaron esas bacterias a nuestro planeta? ¿Cómo soportan los fríos extremos del espacio exterior?
Iglesia Vs Ciencia: El caso Galileo Galilei
¿Por qué fue condenado Galileo?
Se suele hablar de dos procesos contra Galileo: el primero en 1616, y el segundo en 1633. A veces sólo se habla del segundo. El motivo es sencillo: el primer proceso realmente existió, porque Galileo fue denunciado a la Inquisición romana y el proceso fue adelante, pero no se llegó a citar a Galileo delante del tribunal: el denunciado se enteró de que existía la denuncia y el proceso a través de comentarios de otras personas, pero el tribunal nunca le dijo nada, ni le citó, ni le condenó. Por eso, con frecuencia no se considera que se tratara de un auténtico proceso, aunque de hecho la causa se abrió y se desarrollaron algunas diligencias procesuales durante meses. En cambio, el de 1633 fue un proceso en toda regla: Galileo fue citado a comparecer ante el tribunal de la Inquisición de Roma, tuvo que presentarse y declarar ante ese tribunal, y finalmente fue condenado. Se trata de dos procesos muy diferentes, separados por bastantes años; pero están relacionados, porque lo que sucedió en el de 1616 condicionó en gran parte lo que sucedió en 1633.
Se acusaba a Galileo de sostener el sistema heliocéntrico propuesto en la antigüedad por los pitagóricos y en la época moderna por Copérnico: afirmaba que la Tierra no está quieta en el centro del mundo, como generalmente se creía, sino que gira sobre sí misma y alrededor del Sol, lo mismo que otros planetas del Sistema Solar. Esto parecía ir contra textos de la Biblia donde se dice que la Tierra está quiera y el Sol se mueve, de acuerdo con la experiencia; además, la Tradición de la Iglesia así había interpretado la Biblia durante siglos, y el Concilio de Trento había insistido en que los católicos no debían admitir interpretaciones de la Biblia que se aparten de las interpretaciones unánimes de los Santos Padres.
¿Cómo murió Galileo?
El primer punto que debería quedar claro es que a Galileo no lo mató la Inquisición, ni nadie. Murió de muerte natural. Galileo nació el martes 15 de febrero de 1564 en Pisa, y murió el miércoles 8 de enero de 1642, en su casa, una villa en Arcetri, en las afueras de Florencia. Por tanto, cuando murió tenía casi 78 años (es posible encontrar una diferencia de un año incluso en documentos oficiales, porque entonces, en Florencia, los años se empezaban a contar el 25 de marzo, fecha de la Encarnación del Señor). Cuenta Vincenzo Viviani, un joven discípulo de Galileo que permaneció continuamente junto a él en los últimos treinta meses, que su salud estaba muy agotada: tenía una grave artritis desde los 30 años, y a esto se unía “una irritación constante y casi insoportable en los párpados” y “otros achaques que trae consigo una edad tan avanzada, sobre todo cuando se ha consumido en el mucho estudio y vigilia”. Añade que, a pesar de todo, seguía lleno de proyectos de trabajo, hasta que por fin “le asaltó una fiebre que le fue consumiendo lentamente y una fuerte palpitación, con lo que a lo largo de dos meses se fue extenuando cada vez más, y, por fin, un miércoles, que era el 8 de enero de 1642, hacia las cuatro de la madrugada, murió con firmeza filosófica y cristiana, a los setenta y siete años de edad, diez meses y veinte días”. Por tanto, no existió la hoguera, ni nada parecido.
En definitiva, Galileo no fue condenado a muerte, sino a una prisión que no se llegó a ejecutar porque fue conmutada: primero, por una estancia de varios días en Villa Medici, en Roma; después, por una estancia de varios meses en el palacio de su amigo el arzobispo de Siena; y a continuación (finales de 1633), se le permitió residir, en una especie de arresto domiciliario, en su propia casa, la Villa del Gioiello, en Arcetri, en las afueras de Florencia, donde vivió y trabajó hasta su muerte.
La decisión de la autoridad de la Iglesia en 1616 fue equivocada, aunque no calificó al heliocentrismo como herejía. Galileo y sus amigos eclesiásticos se propusieron conseguir que ese decreto fuera revocado. Podían haberlo conseguido: se trataba de un decreto disciplinar que, aunque iba acompañado por una valoración doctrinal, no condenaba el heliocentrismo como herejía, ni era un acto de magisterio infalible.
Declaraciones sobre fe y ciencia de nuestro actual Papa Benedicto XVI
VATICANO, 17 Mar. 10 / 09:45 am (ACI)
En la Audiencia General de hoy miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI prosiguió su catequesis sobre San Buenaventura de Bagnoregio y Santo Tomás de Aquino. Ambos, explicó, son un claro ejemplo de cómo se puede usar la fe y la razón, la fe y la ciencia para llegar a la Verdad, al conocimiento de Dios Amor.
El Santo Padre señaló que «ambos escrutaron los misterios de la Revelación, valorizando los recursos de la razón humana, ese fecundo diálogo entre fe y razón que caracteriza al Medioevo cristiano, época de gran vivacidad intelectual, además de fe y renovación eclesial».
San Buenaventura, franciscano, y Tomás, dominico, pertenecían a las Órdenes Mendicantes, que «con su frescura espiritual renovaron en el siglo XIII la Iglesia entera y atrajeron a tantos seguidores». Y «ambos se preguntaban si la teología era una ciencia práctica o teórica, especulativa».
«La conclusión de Santo Tomás es que la teología es teórica porque quiere conocer a Dios cada vez más y es práctica porque trata de orientar nuestra vida hacia el bien. Pero hay un primado del conocimiento: sobre todo debemos conocer a Dios para actuar después como Dios establece. Esta primacía del conocimiento frente a la praxis es significativa para la orientación fundamental de Santo Tomás».
San Buenaventura, «amplía la alternativa entre teórica (primacía del conocimiento) y práctica (primado de la praxis), añadiendo un tercera actitud que llama sapiencial y afirmando que la sapiencia abraza ambos aspectos» porque «busca la contemplación, como la forma más elevada de conocimiento y su intención es sobre todo la de convertirnos al bien. Para San Buenaventura es esencial el primado del amor».
Así, Santo Tomás y San Buenaventura definen de manera distinta el destino último del ser humano, su felicidad plena. Para el primero, «el fin supremo es ver a Dios. Simplemente en ese acto de ver a Dios encuentran solución todos nuestros problemas: somos felices, no necesitamos nada más».
«Para Buenaventura, el destino último del ser humano es, en cambio, amar a Dios, el encuentro y la unión de su amor y del nuestro. En esa línea podríamos decir que la categoría más elevada para Santo Tomás es lo verdadero, mientras para Buenaventura es el bien. Pero sería equivocado ver en esas respuestas una contradicción. Ambos acentos han formado tradiciones y espiritualidades diversas y han demostrado así la fecundidad de la fe, una en la diversidad de su expresión».
Benedicto XVI recordó después la influencia que ejerció en Buenaventura el Pseudo Dionisio, teólogo sirio del siglo VI. «Mientras para San Agustín el intelecto, el ver con la razón y el corazón, es la última categoría del conocimiento el Pseudo Dionisio afirma que ‘en la subida hacia Dios puede llegar un momento en que la razón ya no ve. Pero en la noche del intelecto el amor ve lo que es inaccesible para la razón’».
«En la noche oscura de la Cruz aparece toda la grandeza del amor divino, donde la razón ya no ve, ve el amor. Todo esto no es anti-intelectual ni anti-racional: presupone el camino de la razón, pero lo trasciende en el amor de Cristo crucificado». San Buenaventura abre así «una gran corriente mística que representa una cima en la historia del espíritu humano».
«Por lo tanto, toda nuestra vida es para San Buenaventura un itinerario, una escalada hacia Dios. Pero solo con nuestras fuerzas no podemos subir hacia la altura de Dios. Dios mismo tiene que ayudarnos, tiene que subirnos«, concluyó el Papa.
Una pequeña lista de científicos que creyeron en Dios
· Nicolás Copérnico (1473-1543)
· Sir Fancisco Bacon (1561-1627)
· Juan Kepler (1571-1630)
· Galileo Galilei (1564-1642)
· René Descartes (1596-1650)
· Isaac Newton (1642-1727)
· Roberto Boyle (1791-1867)
· Miguel Faraday (1791-1867)
· Gregorio Mendel (1822-1884)
· Guillermo Thomson Kelvin (1824-1907)
· Max Planck (1858-1947)
· Alberto Einstein (1879-1955)
CAUSAS DEL ATEISMO
Si todos los hombres tienen a lo menos idea de Dios, ¿cómo es posible que haya quienes niegan su existencia?
Las causas principales son las siguientes:
a) El placer. – Para los hombres sedientos de placeres, Dios es un estorbo. Él da mandamientos que se oponen a las malas inclinaciones. El que amenaza con castigos los placeres pecaminosos, va a ser un día Juez omnisciente y justísimo. Pero tal Dios no les conviene a los inmorales y cobardes. Por eso lo niegan, -tratan, pues, de convencerse a sí mismos, y acaso a los demás, de que Dios no existe, aunque en el fondo creen firmemente en su existencia.
b) La soberbia. – La fe exige la humildad y disposición de aceptar verdades reveladas por Dios y que no puede encontrar el hombre por sí mismo. Entre los modernos hay quienes se jactan de ser autónomos, que quieren confiar sólo en su razón, no en la autoridad ajena. Rechazan lo que no han encontrado ellos mismos por su trabajo intelectual. Y por esa razón rechazan la religión y la fe en Dios.
c) El ambiente social. – No puede negarse que existe un grave desequilibrio en el orden social de los tiempos actuales.. Las riquezas del mundo se juntan más y más en manos de unos pocos, mientras la pobreza de las masas se vuelve más y más una verdadera miseria. Hay quienes creen que de este estado de cosas tiene la culpa la Religión; por lo cual combatiendo a esta, como causa de la miseria, rechazan también la idea de Dios.
d) La indiferencia. — Hay siempre indiferentes que no se toman el trabajo de pensar más allá de las cosas que perciben sus sentidos. Todo cuanto existe más allá de su experiencia, no existe para ellos. Como Dios no es cognoscible por los sentidos humanos, por la experiencia sensitiva, por esa razón lo niegan sencillamente.
«Conflictos entre la Ciencia y la Religión» puede encontrarse en la declaración del Concilio Vaticano (Ses. III, de fide, c. 4): «La fe y la razón son de mutua ayuda: por medio de la bien aplicada razón, se establecen los fundamentos de la fe, y a la luz de la fe, se construye la Divinidad de la ciencia. La fe, por otro lado libera y evita que la razón caiga en el error, la enriquece con conocimiento. Por tanto, la Iglesia, lejos de obstaculizar la búsqueda de las artes y ciencias, las alienta y promueve en muchas formas… Tampoco evita que las ciencias, cada una en su esfera, hagan uso de sus propios principios y métodos. No obstante, aunque reconoce la libertad que se les debe, trata de evitar que caigan en errores contrarios a la doctrina Divina, y de que no propasen sus propios límites y confundan asuntos que pertenecen al dominio de la fe. La doctrina de la fe que Dios ha revelado no se antepone a la mente humana para una mayor elaboración, como si fuera un sistema filosófico; es depósito Divino, confiado a la Esposa de Cristo, para ser fielmente guardado e infaliblemente declarado. Por ello, el significado una vez dado por la madre Iglesia a un dogma sagrado debe mantenerse por siempre y no separarse so pretexto de un entendimiento más profundo. Que el conocimiento, la ciencia y la sabiduría crezcan juntas con el curso de eras y siglos, tanto en los individuos como en la comunidad, en cada hombre como en toda la Iglesia, pero en la forma adecuada, esto es, en el mismo dogma, con el mismo significado, en el mismo entendimiento».
Lo que fue promulgado en el Decreto del Concilio Vaticano I fue representado por una mano maestra en una pared del Vaticano, hace tres siglos. En su fresco (equivocadamente) llamado «Disputa», Rafael asignó a las artes y ciencias su propio lugar en el Reino de Dios. Están reunidas en torno al altar, aceptan el Evangelio de manos de los ángeles, levantan sus ojos hacia el Redentor, y de Él al Padre y al Espíritu, rodeado por la Iglesia Triunfante, su propio fin último.
Ecle 3,21.No busques lo que te sobrepasa, ni lo que excede tus fuerzas trates de escrutar. 22.Lo que se te encomienda, eso medita, que no te es menester lo que está oculto. 23.En lo que excede a tus obras no te fatigues, pues más de lo que alcanza la inteligencia humana se te ha mostrado ya.
Bendiciones en Cristo y María Santísima Theotokos
Preguntas de Reflexión
1. ¿Cuál es la definición de ateo?
2. ¿Está la Iglesia en contra del avance de la ciencia?
3. ¿La teoría del big bang es compatible con la doctrina de la Iglesia?
4. ¿Dios puede ser demostrado científicamente?
5. ¿La Inquisición mato a Galileo Galilei?
6. En la historia, ¿Hubo algún científico sobresaliente creyente en Dios?
6. Menciona algunas causas de ateísmo.
Fuentes:
http://www.corazones.org/diccionario/ciencia_fe.htm
http://www.apologeticacatolica.org/Ateismo/ateismo23.htm
http://www.encuentra.com/portada_seccion.php?id_sec=9
http://www.luxdomini.com/famosos.pdf
http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/359/806/articulo.php?id=4543
http://www.corazones.org/diccionario/cientificos_creyentes.htm
http://www.encuentra.com/articulos.php?id_sec=9&id_art=203&id_ejemplar=0