María Santísima ¿De quien es madre María?

¿De quien es madre María?

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Digamos como el Papa Juan Pablo II: Totuus Tous, María, ego sum: Todo tuyo María, yo soy

Este es otro de los puntos de divergencia entre católicos y protestantes. Por un lado los católicos argumentamos que María es madre de Dios y de los hombres, pero los protestantes la colocan sólo como madre terrena de Jesús.

¿Qué repercusión tiene cada cosa? Para los protestantes, decir que María es madre de Dios los haría creer que María fue antes que Dios, y esto iría contra la Biblia. Para los católicos, decir que María es sólo madre de Jesús, es una verdad a medias.

Obviamente, cada punto que cuestionan los protestantes contra María está fundado en un dogma católico. Ya vimos, que María no tuvo más hijos que Jesús, esto defendiendo el dogma de la Virginidad perpetua de María expuesto en el siglo VII.

 Madre de Dios

Primero, analicemos lo que las doctrinas tienen en común: María es la madre de Jesús.

Nadie contradice el hecho de que María haya dado a luz a Jesús, pues la misma Biblia lo muestra en los Evangelios (Mt 1, 25) (Lc 2, 6). Pablo también nos hará ver a Cristo como nacido de mujer (Gal 4, 4).

 La cuestión empieza a complicarse cuando introducimos el concepto de la Trinidad. Los católicos decimos: Si María dio a luz a Jesús, y Jesús es completamente Dios desde la eternidad entonces María es madre de Dios. Los protestantes contradicen esto diciendo que aunque Jesús sea Dios, María sólo dio a luz la naturaleza humana de El.

¿Qué dice la Palabra de Dios?

La sencilla conclusión de que María es madre de Dios porque Jesucristo es Dios la podemos ver de la siguiente manera:

 “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Jn 1,1) En este texto reconocemos la “Divinidad del Verbo”

 “Y el verbo se hizo carne” (Jn 1, 14) En este texto vemos que el Verbo Divino se hizo hombre. ¿A través de quien? A través de María como dice Pablo:

 “Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley” (Gal 4, 4)

 La pregunta es: ¿quien nació de mujer en (Gal 4, 4)?: el Verbo de (Jn 1, 14) que es Dios (Jn 1, 1)

 En el segundo siglo nadie ponía en duda que María fuera la madre de Dios, pues reconocían que María dio a luz a Cristo en todo su ser, no es que le haya transmitido divinidad pues María es humana, pero de ella salió la persona de Cristo con toda la divinidad que poseía por ser Dios. Es como decir que al una madre dar a luz, sólo diera luz al cuerpo; una madre da a luz a una persona compuesta de alma, cuerpo y espíritu.

 Errores respecto a las naturalezas de Jesús

 Existieron tres clases de errores con respecto a la divinidad de Cristo:

 Los gnósticos negaban la naturaleza humana de Jesús, pues decían que María sólo dio el cuerpo y que después el Cristo, tomó posesión de ese cuerpo, algo así como “un espíritu” que toma posesión. Esto indirectamente estaba negando la divinidad de Cristo, pues daba entender que Jesús empezó a ser Dios después que María lo trajo al mundo, y esto es herejía. Para los gnósticos la carne era mala, así que el valor de la Encarnación perdía su sentido.

 Los arrianos negaban la naturaleza divina de Jesús ontológicamente hablando. Arrio pensaba que Jesús era un humano perfecto, pero no era consubstancial con el Padre(los Testigos de Jehová siguen esta creencia de Arrio). Era divino pero no por su propia naturaleza sino por regalo de Dios.

Un tercer error es que el que no entiende la unión de las dos naturalezas de Cristo bajo una sola persona divina, lo que después se llamó monofisismo)

 Esta situación llevó a la Iglesia a pronunciarse en el Concilio de Efeso en el año 431, donde tajantemente expresó que María sí era madre de Dios(Theotokos), en cuanto dio a luz a Jesús, y este era completamente Dios en el momento de su nacimiento.

Esta decisión llevó a destruir muchas herejías que como los gnósticos atacaban la divinidad de Cristo. No es que el Concilio se realizó para divinizar a María, como oí por ahí a un autor protestante, sino que como se tenía que defender la divinidad de Cristo, se hizo ver que para esto, María habría engendrado a Jesús, completamente Dios y hombre.

 En este concilio se tocó la herejía de Nestorio. El decía que las dos naturalezas de Jesús estaban separadas, y que por esto en Jesús había dos personas; María sólo habría engendrado la persona humana.

 De todos modos, algunos anticatólicos se han encargado de desviar el sentido de esto, diciendo que Efeso estaba contaminada en la época del Concilio pues existía ahí el culto de una diosa llamada Artemisa (Hch 19), que supuestamente cuando se contaminó la Iglesia, sólo le cambió el nombre a las estatuas de Artemisa por María, pero la idolatría seguía; y que obviamente debían defender el culto a María, ya que sería su nueva Diosa.

Esto sólo lo he visto en numerosas páginas anticatólicas, mas nunca se lo he leído a ningún historiador serio ni a ninguna enciclopedia respetable. ¿Qué se podrá pensar de esto?

Miremos un punto:

Cuando María visita a Isabel el texto dice lo siguiente:

“E Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó en gran voz: …¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? (Lc 1, 43).

Como se puede ver Isabel se llena del Espíritu Santo. Debemos reconocer que quien habla no es Isabel sino el Señor, y que Dios está mostrando a Jesús como Dios. Obviamente, un católico no le va a creer mas a un protestante que a Dios. Además, cuando el texto dice: “madre de mi Señor” la palabra usada para Señor es Kyrios¸ que traduce al hebreo Adonai; la palabra usada para designar a Dios Padre en el Antiguo Testamento. A este respecto quiero citar una explicación más profunda del significado de la palabra Kyrios en el enlace:

 http://www.mercaba.org/VocTEO/S/senor_kyrios.htm

Los judíos de los dos últimos siglos a.C. empezaron a dirigirse a Dios utilizando el término absoluto Kyrios junto al arameo Mareh/Marja y el hebreo Adón. Este término se utilizó en la traducción de los Setenta para indicar a Yahveh. Este uso puede explicar la adopción de este término por parte del Nuevo Testamento.

En los escritos del Nuevo Testamento Kyrios aparece 719 veces, con diversos significados. Con frecuencia se trata del uso literal profano: el kyrios es el amo, el que posee una casa, un sembrado, una heredad, etc. Otras veces, especialmente en vocativo, tiene el significado figurado de fórmula de cortesía y de respeto para dirigirse a una persona. Con frecuencia este título se refiere a Dios en las expresiones: «ángel del Señor»‘, «palabra del Señor»‘, «día del Señor»‘, etc., o bien a Yahveh/Dios en numerosísimas citas de trozos del Antiguo Testamento. Sin embargo, el destinatario principal del título es Jesucristo, pero en perspectivas diversas; se pueden señalar fundamentalmente dos: como saludo de cortesía (éste parece ser el sentido del término cuando se halla en labios de personas que esperan algún favor de Jesús, de los discípulos como los apóstoles, Marta, María, etc.); y como título que expresa dignidad y autoridad, cuyo destinatario es fundamentalmente Cristo resucitado (cf., por ejemplo, Hch 1,6; 7 59.60; 9,10b.13; 22,19. etc.). En sentido religioso y auténticamente teológico Kyrios se refiere entonces a Jesús exaltado, Señor de la Iglesia y de la historia, que algún día vendrá a llevar a cumplimiento su venida a este mundo.

Isabel no exclamó “Como he merecido que venga a mí, la madre de la parte humana de mi Señor” Dijo la madre de “Adonai”. En esta frase, el Espíritu Santo encerró el dogma de la maternidad divina de María. No es un invento católico llamar a María madre de Dios, es la voz de Dios la que la ha llamado así.

Nunca alguien dice: mi ojo vio o mi pierna caminó, todo está encerrado dentro de una sola persona, así Jesús dentro de su persona divina única mantenía dos naturalezas.

Un ejemplo práctico muy usado es decir que una mujer sea madre de un sacerdote; esto no significa que sea madre del sacerdocio. Así María es madre Dios pero no es madre de la divinidad, pues la divinidad le pertenece sólo a Dios desde la Eternidad.

María engendró en el tiempo, a quien desde la eternidad fue Dios.

Madre de los hombres

Ahora, La Iglesia ha enseñado siempre, que todos somos hijos de María. Los protestantes vuelven a decir que no. Miremos los argumentos católicos:

Ø  Desde el Antiguo Testamento, el Señor fue mostrando que si por Eva, la madre carnal de todos nosotros, entró el pecado, así debíamos recibir una madre espiritual que fuera instrumento para que Dios nos diera la salvación. Esta forma de ver a María fue vista por los Padres de la Iglesia, que veían en María la nueva Eva. Miremos a Ireneo de Lyon en el s II:

“El nudo de la desobediencia  de Eva fue desatado por la obediencia de María: lo que ató la virgen Eva por la incredulidad la Virgen María lo desató por la fe” (Harvey 2, 124)}

San Jerónimo, San Agustín, Cirilo de Jerusalén y Juán Crisostomo dirán también en el siglo IV:

“La muerte vino por Eva, por María la vida” (Epist 22, 21, Jerónimo), (Serm 51,2,3, Agustín), (Catequesis 12, 15, Cirilo) y (In Ps 44, 7, Crisóstomo)

Un texto en Génesis, llamado el Protoevangelio, por el anuncio de salvación que hace es:

 «Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tu herirás su talón” (Gen 3, 15)

 Claramente se observa que Dios colocó enemistad entre Satanás, y la mujer y su descendencia. Esta descendencia somos todos los hombres, pero lo raro es que después que Eva pecó pensemos que sea ella quien le pise la cabeza al diablo, y esté la aceche siendo que ya la venció. Mas bien, si miramos este texto bajo una óptica mariana, sería fácil entender con otros textos, que sea María la que le pise la cabeza al diablo, ya que ella dio a luz al Mesías, que destruirá a Satanás en el día final.

Ø  Si nos transportamos al momento de la cruz según el evangelio de San Juan, vemos un pasaje que no aparece en ningún otro evangelio. Jesús le está entregando a su madre al discípulo amado como hijo; y al mismo tiempo, le dice a él que ahí tiene a su madre. Este pasaje tiene su sentido mariano.

 El discípulo amado se ha tomado como Juan, quien tiene su madre, mas sin embargo su maestro le encomienda a la Virgen María, para que la cuide.

¿Cómo entender esto? El hecho de que Juan haya recibido a María lo ha llevado a que hable de ella. La presenta en las bodas de Caná (Jn 2) en su papel intercesor, la muestra en la cruz (Jn 19), y la muestra en el Apocalipsis como la Reina coronada (Ap 12).

Volviendo a las palabras de Jesús, se observa claramente la voz que nos habla a todos los cristianos: Ahí tienes a tu madre. Miremos que Jesús no da el nombre del discípulo, como para que entendamos algo. Muchos o tal vez todos nos hacemos llamar “discípulos” de Cristo, pero realmente son pocos los cristianos que como discípulos aceptamos la madre que Jesús nos está regalando. Por esto, los católicos tomamos a María como nuestra madre, como aquella que en el silencio nos cuida y le pide a Jesús que nos regale todo lo que le pedimos a Él.

 Ø  El Apocalipsis terminará llamándonos a nosotros como hijos de María, de una manera espiritual:

 “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer, vestida de sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con los dolores de parto… Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones.

Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.  (Ap 12, 1.5.17)

 Aquí vemos que una mujer está siendo coronada, como una señal usada por Dios. También vemos que da a luz un hijo; y que el diablo se va a hacerle guerra a sus otros hijos. Pero los protestantes para desviarse de María, dicen que esta mujer no es ella, sino la Iglesia o el pueblo de Israel.

Expliquemos cada una:

 Se usa a esta mujer como una señal. ¿Qué señal anunció la primera venida de Cristo? Como dice (Is 7, 14): la señal sería que una virgen daría a luz a Dios. Aquí se ve a María como señal en la venida carnal de Cristo; de igual modo vemos que hay una señal en el cielo con una mujer que da a luz un hijo varón. ¿Quién será esta mujer? ¿Si el texto de Isaías se entiende referido a una mujer, por qué este no?. Además, si vemos muchas imágenes de Maria, observaremos doce estrellas sobre su cabeza y la luna bajo sus pies; no como un día me comento una protestante evangélica: su pastor le dijo que lo que había bajo los pies de la imagen eran los cachos del demonio. Esto tan ridículo solo viene de una mente malintencionada.

 Da a luz un hijo. Igual que dirá el salmista, en donde se muestra a Jesús como hijo engendrado(Sal 2, 7), también se muestra como rey que rige las naciones con cetro de hierro(Sal 2, 9). Esta expresión para Jesús está siendo aplicada con el hijo varón que está saliendo del vientre de una mujer. Y es la misma misión que el ángel le da en (Lc 1, 33): gobernar las naciones eternamente. Ahora, mirando el argumento protestante(siendo literarios como ellos), es imposible que esta figura de mujer se aplique a la Iglesia, ya que esta fue fundada por Jesús; El no nace de ella, la funda.

 El diablo le hace la guerra a su descendencia. Vemos que el diablo cumple lo que fue dicho en (Gen 3, 15)¸ que habría guerra entre la descendencia de la mujer y él. Esos hijos son mostrados en el texto como aquellos que cumplen los mandatos de Dios y oyen a Jesús. Esto es ser DISCÍPULO de Jesús, lo que Cristo nos dijo en (Jn 19) como mandato de aceptar a su madre María.

Concluyendo el mensaje de la Escritura, podemos decir que todos los que se quieran llamar cristianos discípulos de Jesús deben aceptar a María como madre espiritual de toda la Iglesia. Pues el lugar que se le reserva a la mujer para ser protegida es el desierto; y el único lugar que recibe a María y la acoge como la madre entregada por Jesús es la Iglesia Católica.

 El Concilio Vaticano II dice sobre María:

“Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el Templo al Padre, padeciendo con su hijo mientras El moría en la cruz, cooperó en forma de todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia” (Lumen Gentium, cap 8, 61)

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