Una página evangélica ha publicado una nota sobre un vídeo de hace ya varios años, en el que un sacerdote explica la doctrina católica sobre los milagros y su papel dentro del proceso de canonización. El vídeo es totalmente acorde a la enseñanza de la Iglesia y nunca la contradice, pero las palabras del sacerdote han sido usadas por la nota para hacer creer que el sacerdote «desenmascara» a la Iglesia.
La nota la puede consultar en este enlace Aquí
Dice:
«El sacerdote católico romano José de Jesús Aguilar, subdirector de radio y televisión del arzobispado de México, contradijo la creencia distribuida por la Iglesia Católica y sus fieles de que la Virgen María puede realizar toda clase de Milagros«
Veamos con detenimiento esta frase frente al vídeo. La nota indica que el sacerdote «contradice» la «creencia» distribuida por la Iglesia. ¿Creencia? Los católicos no tenemos «creencias» como si fueran ideas que se dan y se aceptan sin ningún fundamento, sino una verdad revelada por Cristo a plenitud y testimoniada y preservada por la Iglesia Católica.
¿Pero cuál es esa enseñanza que supuestamente contradice el sacerdote? La nota intenta asumir que la Iglesia enseña que la Virgen María y los santos son los que hacen milagros. Pero ¿Es así? Por supuesto que no. La nota intenta inventar una doctrina que la Iglesia no enseña para luego mostrar que el sacerdote la refuta. Es una falacia de muñeco de paja.
La Iglesia nunca enseña que los milagros sean producidos por la Virgen o los santos, sino por Dios mismo como fuente divina, a través de ellos en algunos casos. Dios es el origen de todos los milagros. No es que el sacerdote venga a contradecir a la Iglesia, es que esa es la enseñanza de la Iglesia. Veamos lo que explicó el Papa San Juan Pablo XII en 1987:
«Si observamos atentamente los ‘milagros, prodigios y señales’ con que Dios acreditó la misión de Jesucristo, según las palabras pronunciadas por el Apóstol Pedro el día de Pentecostés en Jerusalén, constatamos que Jesús, al obrar estos milagros, señales, actuó en nombre propio, convencido de su poder divino, y, al mismo tiempo, de la más íntima unión con el Padre. Nos encontramos, pues, todavía y siempre, ante el misterio del ‘Hijo del hombre, Hijo de Dios’, cuyo Yo transciende todos los límites de la condición humana, aunque a ella pertenezca por libre elección, y todas las posibilidades humanas de realización e incluso de simple conocimiento»
En la Iglesia de los primeros tiempos, y especialmente esta evangelización del mundo llevada a cabo por los Apóstoles, abundaron estos ‘milagros, prodigios y señales’, como el mismo Jesús les había prometido (Cfr. Hech 2, 22). Pero se puede decir que éstos se han repetido siempre en la historia de la salvación, especialmente en los momentos decisivos para la realización del designio de Dios. Así fue ya en el Antiguo Testamento con relación al ‘Éxodo’ de Israel de la esclavitud de Egipto y a la marcha hacia la tierra prometida, bajo la guía de Moisés. Cuando, con la encarnación del Hijo de Dios, llegó la plenitud de los tiempos’ (Cfr. Gal 4, 4), estas señales milagrosas del obrar divino adquieren un valor nuevo y una eficacia nueva por la autoridad divina de Cristo y por la referencia a su Nombre (y, por consiguiente, a su verdad, a su promesa, a su mandato, a su gloria) por el que los Apóstoles y tantos santos los realizan en la Iglesia. También hoy se obran milagros y en cada uno de ellos se dibuja el rostro del ‘Hijo del hombre) Hijo de Dios’ y se afirma en ellos un don de gracia y de salvación Leer texto
El Papa nos enseña en el primer párrafo que Cristo obra milagros por su propio poder divino, en íntima unión con el Padre. Pero en el segundo párrafo que mostramos nos enseña que por la Encarnación, esas señales ahora adquieren una nueva eficacia, por el que los Apóstoles y santos los realizan, debido a la autoridad de Cristo y referencia a su nombre, y esto es lo que resaltamos en este punto. Es decir, esos hombres y mujeres realizaron milagros por la autoridad de Cristo y la referencia a su nombre. No son ellos por su propio poder, ni siquiera la Virgen, sino debido a Cristo.
El sacerdote efectivamente, en el minuto 1:00 lo confirma al reconocer: «esta es la postura oficial de la Iglesia». ¿De donde saca la nota que el sacerdote está desenmascarando a la Iglesia? El Catecismo de la Iglesia Católica, al referirse a la intercesión de los santos expresa:
956 La intercesión de los santos. «Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad […] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra […] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad»
Nuevamente, la doctrina de la Iglesia Católica expresa que los santos interceden por nosotros, presentando por medio del UNICO mediador: Cristo Jesús. Se desprende de esto que jamás la Iglesia enseñe que haya muchos mediadores ante el Padre, es uno solo, Cristo Jesús.
Quiere decir que lo que ellos presentan a través de Cristo, lo otorga Cristo a través de ellos, por eso los milagros aparecen siendo obra de Cristo a través de otros.
En esta noticia (Ver nota) podremos notar que cuando un Pontífice aprueba los decretos dentro de los procesos de canonización, al darse un milagro, usa la expresión: «un milagro atribuido a la intercesión de». En este caso el Papa Francisco aprueba los decretos, y no vemos que se afirme que el milagro lo hace tal o cual siervo o beato. Porque así es la enseñanza de la Iglesia, que ellos interceden y obtienen de Cristo, favores para nosotros.
La nota cita al padre José de Jesús Aguilar, pero en este otro vídeo podremos ver al padre explicando el papel de los santos en nuestra vida. En el minuto 2:00 se puede leer cuando dice: «para que podamos pedir su intercesión, y ellos intercedan por nosotros, y obtengamos alguna gracia de Dios»
Como se puede notar, el sacerdote está apegado a la enseñanza de la Iglesia.
El lenguaje bíblico respalda esta postura:
«Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo« (Hch 19, 11)
«Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón» (Hch 5, 12)
«Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía» (Hch 8, 6)
¿De estas citas qué observamos? Que es Dios la causa de los milagros, pero la acción la hace a través de personas, a las que utiliza, como ocurrió con San Pablo, los Apóstoles o San Felipe. De esta forma, aun cuando el lenguaje se utilice para decir que ellos los hacen, sabemos que es Dios a través de ellos, por medio del nombre de Jesús:
«Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14, 13)
De ahí que el Catecismo recalque que los santos presentan por la única mediación de Cristo.
La nota continúa:
«Aguilar remarcó qué el único capacitado para realizar milagros es Dios y no la virgen ni ninguno de los tan conocidos santos. Esta declaración contradice una tradición incrustada por la Iglesia Católica Romana desde hace muchísimo tiempo»
No es cierto que contradiga la enseñanza de la Iglesia. El padre Aguilar claramente explica cuando se le pregunta el por qué hay gente que cree que los santos o las imágenes hacen milagros por sí mismas, es debido a la ignorancia de muchos católicos (Minuto 1:06) que se pueden dar desviaciones. No es una tradición incrustada, es una mala formación de los católicos lo que los lleva a creer que una imagen o un santo es el que hace los milagros. La cara de sorpresa de la presentadora es muestra de que no se estudia ni se comprende la doctrina católica.
Y es algo que el mismo Directorio sobre la piedad popular y la liturgia expresa dos puntos importantes:
Por esto, en la catequesis y en otros momentos de transmisión de la doctrina se debe enseñar a los fieles que: nuestra relación con los Santos hay que entenderla a la luz de la fe, no debe oscurecer: «el culto latréutico, dado a Dios Padre mediante Cristo en el Espíritu, sino que lo intensifica»; «el auténtico culto a los santos no consiste tanto en la multiplicidad de los actos exteriores cuanto en la intensidad de un amor práctico», que se traduce en un compromiso de vida cristiana.
En otro aparte expresa:
«La veneración de las imágenes, si no se apoya en una concepción teológica adecuada, puede dar lugar a desviaciones. Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a las imágenes sagradas»
De este modo comprendemos que no se puede acusar a la Iglesia por concepciones erradas por falta de formación, ni vivencias piadosas que se alejen del sentir de la Iglesia.
Continúa la nota:
El sacerdote atribuyó la virgen maría o la de Guadalupe ningún tipo poder sobrenatural, exponiendo así la enseñanza de qué la virgen tiene el mismo poder que Dios, ya que se la suele llamar madre de Dios.
Aquí hay dos mentiras del tamaño de Júpiter. Veamos:
La primera, que la Iglesia enseñe que la Virgen tiene el mismo poder que Dios. Jamás la Iglesia ha enseñado algo así, muy al contrario, el papel de María está subordinado a Cristo. Por ejemplo, la Lumen Gentium enseña:
Uno solo es nuestro Mediador según las palabra del Apóstol: «Porque uno es Dios, y uno también el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos» (1 Tm 2, 5-6). Sin embargo, la misión maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder. Pues todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta (N60)
Este párrafo refuta claramente la mentira que quiere vender la nota:
- Cristo es el UNICO mediador entre Dios y los hombres
- La misión de María demuestra el poder de Cristo
- El papel de María en el plan de salvación se da por beneplácito de Dios
- El papel de María se apoya en la mediación de Cristo y depende de ésta
- El papel de María fomenta la unión de Cristo con los creyentes
¿De dónde saca la nota la mentira que afirma de gratis?
La segunda mentira es que por llamarla «madre de Dios» se dé a entender que ella tiene el mismo poder de Dios. Partamos que el reconocerla como madre de Dios en la persona de Jesús, es algo bíblico que ya lo expone San Lucas en boca de Santa Isabel:
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? (Lc 1, 43)
¿De qué Señor habla Santa Isabel? de Cristo, y así de esa forma: «Señor» ella se dirigía a Dios Padre, lo que vemos a versículo seguido:
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor (Lc 1, 44-45)
Santa Isabel reconoce que el «Señor» es quien anunció a la Santísima Virgen, y así llama a María, madre del «Señor». Esta clara referencia a María como madre de Dios jamás se usa para afirmar que María tenga el mismo poder que Dios. Eso sólo está en la mente del autor de la nota.
El Cardenal Gerhard Muller en su obra Dogmática (Pág. 505), explicando la maternidad divina de María enseña:
María no es ante todo y en primer término el principio biológico de la existencia corporal de Jesús. Es más bien la madre de una persona que subsiste en la naturaleza divina y en la humana, y lleva a cabo en esta subsistencia la unidad de ambas. De donde se sigue que a María no se la pueda denominar solamente antropotokos (generadora de un hombre)
¿Implica que la Virgen tiene el mismo poder de Dios? No. Implica que el que nació de María nunca dejó de ser Dios aun cuando haya asumido una naturaleza humana. La expresión «Theotokos» lejos de endiosar a María como entienden las sectas, busca defender la divinidad de Cristo.
Benedicto XVI en una homilía en vísperas de la celebración de la Maternidad nos enseña (Leer homilía):
En el pasaje de la carta a los Gálatas que acabamos de escuchar san Pablo afirma: «Dios envió a su Hijo, nacido de mujer» (Ga 4, 4). Orígenes comenta: «Mira bien que no dice: nacido a través de una mujer; sino: nacido de una mujer» (Comentario a la carta a los Gálatas: PG 14, 1298).
Esta aguda observación del gran exegeta y escritor eclesiástico es importante porque, si el Hijo de Dios hubiera nacido solamente a través de una mujer, en realidad no habría asumido nuestra humanidad, y esto es precisamente lo que hizo al tomar carne de María.
Por consiguiente, la maternidad de María es verdadera y plenamente humana. En la frase «Dios envió a su Hijo, nacido de mujer» se halla condensada la verdad fundamental sobre Jesús como Persona divina que asumió plenamente nuestra naturaleza humana. Él es el Hijo de Dios, fue engendrado por él; y al mismo tiempo es hijo de una mujer, de María. Viene de ella. Es de Dios y deMaría. Por eso la Madre de Jesús se puede y se debe llamar Madre de Dios.
¿Por qué el autor de la neta cree que llamar a María, madre de Dios es darle el poder de Dios? Por ignorancia simplemente.
Al final lo que queda es una nota basada en mentiras e ignorancia, una presentadora con mala formación y un intento bajo de querer mostrar a un sacerdote oponiéndose al Magisterio, cuando hace todo lo contrario.